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miércoles, 1 de septiembre de 2010

09 Evitemos que se inviertan los valores familiares


La TV moderna, la de los reality show y mesas de análisis en vivo, en algunos casos nos pone en contacto casual con episodios muy interesantes. Esta vez, se trata de un programa donde se presentan casos legales, que una jueza resuelve. Y el que me ocupa se refiere a un padre cuya demanda es que pide el desalojo de su hijo de la casa, con el fundamento de que el hijo tuvo relaciones íntimas con su madrastra que es de su misma edad, y que por tanto el padre es mucho mayor que ella. La conductora del programa, que a la vez es la jueza, intenta convencer al padre-demandante del error que comete, al despreciar a su propio hijo por causa de una mujer mucho más joven, y que por lo tanto le puede volver a ser infiel; a lo que hizo caso omiso.
Quiero destacar que se trata de un caso verídico, que pone en evidencia la condición actual en que se encuentran los valores familiares, totalmente invertidos, ya que lo normal deberia ser que el padre prefiera al hijo, que incluso crea más en la argumentación del hijo. El orden natural de las cosas, yo diria el lógico, es tener hijos para cuidarlos y llevarlos por buen camino, quienes corresponderán a sus padres cuando lleguen a la vejez. En el caso citado, el padre no está sembrando, y se olvida que con la vejez vienen las enfermedades, y ese hijo al que desprecia hoy, es quien podria ayudarlo, dado que la chica joven es muy posible que lo abandone, y con los encantos femeninos de su edad, se busque otro viejo que la mantenga, incluso le sería infiel con quien menos se lo imagina, hasta con "robot con pantalones", si éste le llega a gustar. En un caso como este, donde se aprecia claramente que se invierten los valores, se debe tomar como caso ilustrativo y aleccionador lo que significa el concepto, humanistico, de una familia: y es velar por el bienestar del grupo, comportamiento que por cierto, se observa aún en las manadas salvajes. Es más, ni aún en esas manadas se observa un comportamiento semejante, por lo que no es un atrevimiento afirmar que la actitud de dicho padre, y de todos los asi actúan (porque lamentablemente, no es un caso aislado, y es más frecuente de lo que se imaginan), constituye una salvajada, un comportamiento prehistórico, involucionado, y por menos decir, falto de toda cordura. No cambies nunca tu familia, por una mujer con bonita figura, porque tu familia es para siempre, pero una mujer no sabes por cuánto tiempo.

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