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martes, 31 de agosto de 2010

08. Evitando la soledad familiar

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Quiero comentar la triste experiencia de un amigo, que es el típico galán latino, quien ha tenido muchas mujeres. Tiene hijos regados, en algunas de ellas y en sitios distintos. Nunca se detuvo a pensar que en algún momento iba a requerir de una persona a su lado cuando la mala situación tocara a su puerta. Hasta que sucedió, pues cayó enfermo, teniendo que suspender sus actividades laborales por reposo médico. Y, el triste final que nunca previó, le aconteció: no tenia a nadie a su lado, para que comprara sus medicinas o para que le ayudara en sus cuidados básicos. La que fue su esposa, no quería saber nada de él, por su vida desordenada con tantas mujeres, y sus hijos cada cual ocupado en lo suyo. Es cuando viene la reflexión para ese tipo de hombres, que sin saberlo se conducen por una vida miserable más que de placer, "¿vale la pena ese modo de vivir?", porque más de uno, en lugar de ayudarlo, le recriminó burlonamente su miserable soledad en momentos tan críticos como los que se viven durante una enfermedad, y estaba sin nadie que le diera la más mínima ayuda. Tantas mujeres tuvo, y ninguna se le acercó siquiera con un analgésico: tuvo sexo más no compañía. Conoció de esa manera al peor compañero de esta vida, que se llama "soledad", la cual es producto del mal vivir de las personas.
Cada hombre o mujer, viene al mundo, no sólo a disfrutar de placeres a los que todos tienen derecho, sino a cumplir con su rol social de formar una familia. Y, hay un tiempo y espacio para ello. Además cuando tal labor no se hizo, no vale ningún pretexto que justifique su falta de responsabilidad. Obviamente, hay individuos a quienes les gustó más vivir solos, pero se dedicaron a hacer fortuna para hacer frente a futuros problemas, aún cuando siguen con el problema de no contar con nadie que lo socorra cuando tenga una necesidad física por convalescencia. Porque llega el momento cuando deseamos tener alguien a nuestro lado, con quien disfrutar de las bondades de la vida, bien sea corriendo en una playa o sonriendo en un parque de diversiones, y esto es así, porque Dios creó al hombre para desarrollarse social y familiarmente.
Estoy seguro que el caso verídico que cité no es ni aislado, ni el único. Por eso, la lectura de este post conduce a reflexionar que hay que planificar nuestro futuro, no sólo en lo económico, sino también en lo familiar, porque de lo contrario puede experimentar la indeseable soledad familiar .

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