La sana convivencia familiar es resultado del conocimiento y práctica de algunos valores básicos, que inciden en la comunicación e interacciones de todo tipo de una persona, respecto a sus familiares, y entorno en general.
Contenido del post
Introducción
La razón que debe motivar al conocimiento de los valores en una familia, es muy sencilla: constituye el fundamento de una sana relación entre los miembros del grupo familiar.
Seis valores están presentes en cualquier interrelación humana, incidiendo en un resultado favorable y positivo en términos de salud, prosperidad y paz.
Si bien no son precisamente todos los valores que se podrían citar, son en mi opinión, los que aplicados cotidianamenre, redundan en sanas relaciones, y por tanto pueden de alguna forma, los demás valores no citados en esta publicación, pueden ser considerados subproductos.
Esos seis valores son:
Seis Valores Familiares Fundamentales
Antes de continuar, no dudo ni discuto que el lector piense que es una lista simplista, por dejar afuera muchos otros valores igualmente importantes. Pero enfatizo: los citados en la lista anterior, pueden acoger de alguna manera indirecta a los demás, o sea, se pueden integrar como subproductos. Lo detallo al comentar a cada uno de ellos.
También estoy al tanto que la mayoría de las personas, es propensa a sinopsis que en pocas palabras aporten la información necesaria para la comprensión de un asunto. Esta corta lista cumple un rol sinóptico de la ética familiar. ¡No dudes en tenerlos en cuenta! ¡Tampoco dudes de los resultados positivos que emanan de ellos!.
De hecho, son muchos los post que a la fecha he publicado en este blog. Me gustaría pensar cuántos los recuerdan, y cuánto de esos contenidos han trascendido. Pero, como solemos ser olvidadizos, requerimos de un enfoque global que permita poder recordar lo leído. Aspiro, que con estos seis valores, el lector adquiera una visión amplia de sus interacciones y que redunden en salud, paz y prosperidad que son los resultados del "buen vivir" es decir, aquel modo de vivir sujeto a valores fundamentales de sana convivencia.
Dios
No es coincidencia, ni capricho, su lugar prominente en esta lista. Esto remite al lector a un enfoque tipo postulado:
Dios debe ser el centro en todos nuestros pensamientos y acciones. Todo lo demás, deriva por añadidura.
De los seis valores citados, al único que le confiero una ubicación jerárquica, es precisamente a la relación con Dios.
De la relación con Dios, es mucha la tela por cortar; no obstante, intentaré resumirlo en dos ítems:
- Aprendemos de la Escuela Dominical (o del catecismo, si eres católico) que al morir, tenemos que rendir cuentas a Dios. Nuestro comportamiento terrenal, tiene consecuencias en la posterior vida después de la muerte. Lo creas o no, es una realidad que espera a todos al morir. ¡Palabra cierta!.
- La relación con Dios se centra en la llenura del Espíritu Santo, el cual derrama en nosotros todos los valores imaginables para una adecuada interrelación con las demás personas y con nuestro entorno (mascotas, animales, tiempo, etc), y apoyando nuestra vida en la respuesta sobreabundante a nuestras oraciones.
Amor
Es el sentimiento humano más pleno, más íntegro, y es la dádiva más pura que recibimos del Espíritu Santo, cuando la persona mantiene una sólida relación con Dios.
Cuando hay amor imperando en nuestros pensamientos, nuestra perspectiva se libera de la toxicidad de sentimientos dañinos como orgullo, rencor, envidia (por solo citar algunos) y al imperar en nuestras acciones, se cosecha paz, tranquilidad, etc.
Del amor se desprenden otros valores necesarios en cualquier sociedad como: el afecto, el cariño, la bondad, la devoción, la dulzura, la autoestima, la solidaridad, el altruísmo, entre otros. Todos podrían ser considerados sinónimos del amor. Incluso subproductos. Lo que importa es que el valor del amor resume o da lugar a otros valores necesarios para la sana convivencia, y, lo mismo se verá que ocurre con los otros valores analizados en esta publicación.
Los productos del amor son a la sociedad como el oxígeno a la vida.Sin ellos, imperaría el canibalismo, la apatía, la indolencia, y cosas semejantes que en otras épocas y otras sociedades han causado muchos daños.
Tolerancia
La falta de tolerancia, es la raíz de pleitos, divorcios, desentendimiento, celos, porque priva una actitud de rechazo absoluto a toda idea opuesta a la nuestra, y porque no hay capacidad para perdonar errores.
Precisamente, un blog centrado en la temática de familias, tiene un campo fecundo en la temática de la tolerancia, o su ausencia. Porque muchos divorcios, mucha falta de perdón, mucha arrogancia, son el saco que abulta a la intolerancia.
De la tolerancia se desprenden otros valores como la paciencia, el aguante, la indulgencia, la condescendencia, entre otros.
Aprender a ser tolerantes, pasa por reconocer que nadie es perfecto,... ¡ni siquiera nosotros!, así que, "tolerar" actitudes y errores de los demás es practicar la sana convivencia. Y, por cierto, aprender a auto-tolerarse, es decir, no ser juez implacable con nuestros errores y altibajos, que son precisamente parte del aprendizaje de la vida.
Comprensión
Por falta de comprensión, muchas familias albergan hijos tristes, amargados, que se frustran al ver que sus padres son incapaces de entender, y aceptar, sus gustos, preferencias, pensamientos.
El choque generacional es un protagonista activo en el ring de la incomprensión: los padres carecen de la óptica de "verse en los zapatos del hijo" es decir, no minimizar problemas que quizás ellos también tuvieron, y entender que los gustos cambian con la época en virtud de modas y unos medios de comunicación que inyectan necesidades y valores superfluos a los jóvenes, que se sienten sin la voluntad requerida para negarse a tales tentaciones (o también falta de madurez).
De la comprensión se desprenden otros valores como la consideración, el consuelo, la estima, la atención, entre otros.
Apoyo
Es muy desconsolador cuando escucho compañeros de trabajo que culpan a sus padres de no haber recibido lo necesario para obtener una preparación universitaria, aduciendo falta de apoyo de sus padres en el momento que correspondía.
Veo al apoyo como un valor de mucha importancia, porque nadie está exento de atravesar alguna crisis o problema grave, y en esas circunstancias, el apoyo familiar es insustituíble; no obstante, no son pocos los casos, en que ese apoyo es extra-familiar, es decir de amigos o consejeros, porque en la familia no se ha cultivado el valor del apoyo.
Situaciones críticas como duelo por la muerte de algún amigo o familiar, o también algún accidente grave o enfermedad terminal, son las propias para mostrar nuestra capacidad para brindar apoyo.
De hecho, al escribir sobre la temática de la familia, he comprobado que, este es precisamente uno de esos valores huérfanos en la literatura familiar. Se le resta importancia, inmerecidamente. ¡Crasa ignorancia!.
Precisamente, la doble condición que nos caracteriza como humanos, es decir, ser seres sociales y emocionales, es lo que abona el argumento de la necesidad de apoyo entre los humanos. Nadie está exento de recibir apoyo alguna vez, y, todos tenemos el "privilegio" de brindar nuestro apoyo cuando nos lo requieran.
Brindar apoyo nos genera satisfacción personal y, de los demás, cosechamos el valioso producto de la gratitud.
Del apoyo se desprenden otros valores como la unión, la sensibilidad, la solidaridad, la defensa, entre otros, y, todos, redundan en felicidad familiar, al igual que todos los principios acá citados.
Respeto
Aunque en el último lugar, no significa para nada que esto represente su importancia en las relaciones humanas. ¡Todo lo contrario!
¿Por qué hay mujeres violadas? ¿por qué hay hijos altaneros? ¿por qué hay indiferencia a arrojar basura a la calle? ..., y la lista sigue, en el sentido que la falta de respeto es un desconocimiento injustificado a la autoridad.
Cuando traspasas el límite de las personas, desconoces o irrespetas su dignidad. Cuando eres indiferente a mantener limpia tu ciudad o te "tragas" la luz roja del semáforo, irrespetas el derecho ajeno.
La falta de respeto tiene que ver con el irreconocimiento a los límites ajenos o de la autoridad prevaleciente, bien sea irrespeto social (ejemplo, escuchar música a alto volumen en altas horas nocturnas) o irrespetos personales (ejemplo, buying).
Del respeto se desprenden otros valores como la fidelidad, la urbanidad, el decoro, la sumisión, la reverencia, entre otros.
Conclusión:
Salud, paz y prosperidad, como lo cité al principio, se derivan de un modo de vida ceñido a valores humanos fundamentales. Porque de la práctica de tales valores, se deriva una adecuada relación con nosotros mismos y con los demás, condición necesaria para un equilibrio emocional y social.
Para Finalizar:
Reflexión:
Es mi deseo haber dado un aporte en un tema tan importante como los valores familiares. Procuré ser lo más explícito posible, en aras de la brevedad, esperanzado en que la fortaleza de los argumentos no se haya visto lesionada. Reconozco que para muchas personas, este tema no es de sus preferidos, y, precisamente por eso, lo traigo a este blog: para enviar "señales de humo" sobre valores cuya ausencia incendian hogares y relaciones.
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