15. Humanizando el hogar.

Lo más valioso, lo más importante, que tenemos en esta vida es nuestra familia. Porque amigos van y vienen, pero la familia siempre va a estar allí, en los buenos y en los malos momentos. No obstante, hay familias que han deshumanizado el ambiente del hogar, y es lo que voy a reflexionar en este post.

Es normal que en una familia, como en cualquier ambiente de humanos, existan problemas. Pero, debería tratarse de problemas pasajeros, es decir, si algo fue causa de enojo entre 2 miembros de la familia, lo razonable sería que eso no sea perdurable en el tiempo.

Pero lamentablemente esa no es la realidad. Porque es común ver casas donde padre e hijo, o dos hermanos no se hablan, y por años. No hay duda que en un ambiente afectivo con esas características, se ha dado una deshumanización de la familia, porque si la naturaleza humana debe reflejar los atributos de Dios, está claro que con esos comportamientos se ha mandado al exilio al necesario amor de humano.

Allí entiendo esa diferencia de casa y hogar. La casa es el sitio físico donde habitan varias personas unidas por parentescos familiares. El hogar es ese sitio donde reina un ambiente de valores familiares positivos, que se expresan en amor, unión, respeto y perdón. Pero, son muchos los grupos familiares donde hay tantas desaveniencias, que ni siquiera les provoca llegar a "casa" luego del trabajo.Hay que rescatar el amor familiar. Y eso significa, que pese a los problemas y la gravedad con que estos se presentan, nada debería quebrar el afecto natural y lógico que debe existir entre familiares.

El padre si tiene problemas con su hijo, y no se hablan, y su orgullo ha dilatado estas diferencias por años, pues debe reflexionar que debe dar un ejemplo de humildad y así crea tener la razón, debe acercarse al hijo y resolver las diferencias, exhortándole a que no se repitan esas situaciones de odios, y que lo ocurrido quede como una experiencia y olvidado en el pasado.

Si dos hermanos tienen diferencias, y no se hablan, igual el padre debe llenarse de sabiduría para propiciar el diálogo conciliatorio, para que esos disgustos sean superados.

Humanizar el hogar, es no permitir que nada ni nadie, afecte la armonía de sus miembros. Esto requiere hacer esfuerzos personales de humildad y aplacamiento de orgullos, para que se puedan dar las condiciones óptimas de solución de problemas.

No es sana terapia de hogar, ni sana terapia de salud, el mantener odios o causas de odios entre los miembros de una familia. Por alguna razón esos valores familiares tradicionales donde la autoridad del padre arreglaba tales diferencias, se ha perdido. Y, la reflexión de este post es que hay que rescatar todo lo que humanice nuestro hogar, para que provoque vivir en nuestro hogar.