01. La paciencia familiar.

Es definitivo que uno de los elementos que más está afectando al ambiente familiar armonioso, es la falta de un cuidado responsable de la comunicación. Los padres dejaron de ser los mejores amigos de sus hijos, pero los hijos tampoco tienen interés en comunicarse con sus padres. Algunas veces por la falta de tiempo, que es realmente falta de interés en sacar el tiempo necesario para compartir en familia. Otras veces porque los padres han descuidado la virtud de la paciencia, para enfrentar nuevas conductas en los hijos, que ellos no aceptan. Por ejemplo, cuando el hijo llega a la casa con su pierce en cualquier parte de su cuerpo, y lo que se observa es un lamentable roce dado que el padre no le acepta eso, sin sentarse a conversar la mejor manera de resolver el problema. Entonces, comienzan las ofensas e insultos que crean un ambiente de roce entre padre e hijo. Tambien cuando el hijo comienza a regresar a su casa a una hora muy alta de la noche, o cuando la hija se presenta con su primer novio; todos estos son casos de situaciones que los padres han perdido la capacidad de afrontarlos con la paciencia debida. La reflexión es: Controla el enojo derivado por aquellas conductas que no aceptamos

, pero que nuestros hijos procuran imponer. Un poco de paciencia y diálogo, son la

s mejores herramientas. Los padres debemos tener presente, que ya las actitudes intolerantes, del tiempo

prehistórico de los Picapiedras, no dan buenos resultados al tratar de lidiar problemas con los hijos; y lo mismo aplica cuando se trata de resolver diferencias entre esposo y esposa, donde también hay que saber preservar los niveles

mínimos de consideración y cortesía hacia nuestra pareja, expulsando de nuestros reclamos toda expresión de altanería y ofuscación.