Lo que muchos test psicológicos no te pueden adivinar, la experiencia si te lo puede decir, y en concreto me refiero a que cuando quieras saber cómo es realmente una persona, sólo tienes que observar su comportamiento como hijo, y allí tendrás el mejor termómetro emocional que mueve a esa persona.
Porque una persona puede fingir sentimientos y acciones ante la sociedad, pero, cuando está en su casa, se desenvuelve tal cual es, y es allí donde se sabe con exactitud el tipo de personalidad real que lleva en sí mismo.
Cierta vez que iba en un bús escuché llorar amargamente a una señora que relataba que luego de sacrificarse por años trabajando en un motel, limpiando baños y asquerosidades, su único hijo se hizo adulto y se desentendió totalmente de ella, sin ayudarla en nada, ni preguntarle por cómo se sentía o si necesitaba algo. Quiero decir que moralmente, el hijo de esa señora lleva la característica de las personas que figurativamente llamo monstruos, porque es una montruosidad desentenderse totalmente del ser que por años lo dió todo para darle techo, comida y educación.
Si bien no conozco al hijo de la señora, la experiencia me dice que no se trata de una buena persona, porque si no es capaz de llevar sentimientos nobles hacia su madre a quien le debe todo, entonces, también será incapaz de expresar nobleza alguna hacia quienes no les debe nada.
La nobleza no va con la indiferencia o la ingratitud, la nobleza sólo puede brillar con manifestaciones de generosidad y bondad, esto es ABC humano, incluso, la persona verdaderamente noble, le abochorna o le es impensable actuar con malos sentimientos ni ante los demás, ni mucho menos ante sus padres.
El mal hijo no puede escudarse en que gana poco dinero, o que el (o la) cónyuge le controla su tiempo y dinero. Porque existen valores humanos que están por encima de esas limitaciones, y tales son: bondad, generosidad, gratitud, y son tales valores los que se expresan si la persona es rica espiritualmente de ellos, o son esos valores los que se nota su ausencia, cuando hablamos de un monstruo como persona.
Quiero referir el caso de una señora que abnegadamente intervino en la formación de sus nietos. Uno vive en su propio techo, y no aporta nada para los gastos de la casa, pese a ser profesional. El otro, que ni es profesional y que además vive fuera de la ciudad, hace el sacrificio de presentarse de vez en cuando con alguna cosa que le haga falta y está al tanto de su papá y de su abuela, de lo cual el hermano ingeniero ni se preocupa. Pregunto, ¿cuál de los dos expresa más nobleza como persona?. ¿Cuál de los dos refleja mejor luz espiritual?, porque "conforme se es por dentro, así mismo se es por fuera".
Hay que decir un tanto en lo que respecta a la formación: porque si los padres no se preocuparon en la prédica a los hijos acerca de los más altos valores morales, o peor aún, si no cuidaron el dar un testimonio de integridad, tal vez, esos hijos se comporten semejantemente. Y digo tal vez, porque conozco el caso de un amigo cuya madre lo regaló, y la madre sustituta no tuvo expresiones generosas hacia él, no obstante, ese amigo me cuenta que se acogió siempre a buenos consejos de amigos y religiosos para "escoger" actitudes diferentes a las vistas en el hogar donde se formó.
Entonces, no se puede presumir ser buena persona si se es mal hijo: son INCONGRUENTES Y PARADÓJICOS esos dos comportamientos, son polos opuestos, y por eso la condición de buen o mal hijo habla de la condición de buena o mala persona. Un buen hijo sufriría sólo de pensar que sus padres pasen penurias, al mal hijo le es indiferente.
Así como es impensable para un buen padre que su familia pase necesidad, de la misma manera es impensable para un hijo que sus padres pasen necesidad, y, de la misma forma será su proceder caritativo y bondadoso ante las personas que pasan apuros.
Muchos dirán que les leo la mente, y ¿por qué?. Es que es muy lamentable, pero son muchos los padres tristes y decepcionados porque luego de años y de muchos sacrificios, tienen ante sí la imagen deplorable de algún hijo mezquino, miserable, me refiero al hijo que "le duele gastar a su padre o madre, o abuela o algún familiar" y estoy segurísimo que esta es la realidad de muchos de los que leen este post y que además son padres. Es bochornoso ver en familias humildes como el hijo adulto, profesional y exitoso, se mete al cuarto a consumir exquisiteces para no compartir con sus padres y ¿no se merecen los padres un trato más honroso que semejante actitud?. Sonará sarcástico pero el hijo exitoso pero miserable, ¡es deshonroso, inmoral, y muy reprobable!.
Como no dudo que al decir verdades de muchas familias quizás no me haga concursar al bloguero simpático del año, por decirlo de alguna forma jocosa o quizás sarcástica, quiero finalizar diciendo que el hijo miserable, no sólo es MAL HIJO, sino que deja una pésima impresión muy negativa en su entorno, y por muy alto que ascienda profesionalmente, serán luego sus padres a quienes menospreció económica y afectivamente, quienes le tiendan la mano cuando se vea en dificultades.
Lo único a que hace honra un hijo miserable es a su avaricia, ¡así de fácil y sencillo!, y, en la vida todo es boomerang, conforme actúas así se te devuelven tus acciones, o, luego recogerás lo que siembras.
Yo tengo un mal hijo y tengo que disimular ante la sociedad,que lo considera majísimo. No es maltrato físico, es aprovechamiento.
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