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domingo, 11 de enero de 2015

Sí señor; ... No señor.

Algo importante que marcó la educación familiar recibida de mi madre, fue la importancia de la sumisión a la autoridad familiar. Creo que es un valor ético y social muy importante, y en consecuencia, le dedico unos comentarios.
Me refiero en concreto a la obediencia que debíamos observar a los requerimientos que recibíamos de nuestros padres. Era común en mi infancia el uso del protocolo "Sí señor; ... No señor" respecto a lo que se nos ordenaba, y, que por cierto da origen al título de la publicación.
Cuando nuestra madre o padre preguntaba si habíamos realizado la tarea previamente asignada, nuestra respuesta era: "Sí señor" y era un protocolo que mostraba nuestra obediencia, consideración y respeto. Si se nos corregía en alguna falta y nos preguntaban si entendimos el motivo de la corrección (y del castigo si era el caso) nuestra respuesta era la misma. Si se nos prohibía salir a la calle o hacer algo, la señal de confirmación y de comprensión a ese requerimiento era el ya citado Si Señor.
Actualmente se aprecia mucha falta de respeto de empleados jóvenes a sus jefes. Algunos dicen que lo que no se aprendió en el hogar no se puede practicar en la calle, y, viendo el caso de jóvenes de conducta rebelde y que se expresan con irrespeto a sus jefes a costa de perder sus empleos, confirmo que es cierto la relación de la falta de respeto familiar que se extrapola en una falta de respeto a cualquier otra autoridad.
Algo distinto ocurre en la formación militar. ¿Cómo así?. Hay un paralelismo en el sentido de "RESPETO" con relación a la orden militar y a la orden familiar, pero en el caso de esta última, debe operar la consideración y gratitud hacia los padres, que sacrificamos finanzas y juventud en dar lo mejor para los hijos, y que entonces hace volitiva esa respuesta protocolar. No obstante, no puedo dejar pasar por alto, que he conocido amigos que la pasaron muy mal durante su servicio militar por no estar preparados para el respeto a la orden militar, y, esa deficiencia tenía su origen en una falta de respeto a la autoridad de sus padres. De manera, que el respeto a los padres nos prepara psicológicamente para mostrar respeto a nuestros posteriores superiores jerárquicos, llámese patrón ú oficial militar.
Pero, también existe el "No Señor" que también lo conocí en mi formación familiar, y, que al igual que en el caso anterior, veo que también se ha perdido ese protocolo.
Cuando nuestros padres nos preguntaban si andábamos en algo malo, la respuesta era "No Señor", igual que en el caso anterior, en señal de obediencia y respeto. O si habíamos incurrido en alguna falta era común decir: "No lo vuelvo hacer señor". Quiero que se entienda: no estoy hablando de crear hijos autómatas, abúlicos, o dependientes, no es eso. A lo que en concreto me refiero es a ese respeto como conducta volitiva que el hijo debe mostrar a sus progenitores diciendo "NO SEÑOR" a lo que está mal.
Temas familiares no sólo son conflictos o eventos de felicidad. También tiene que ver con el campo de los valores y su importancia en la formación del individuo, lo cual lleva a reflexionar y escribir sobre dar permanencia a unos, y, rescatar otros valores que ya no se ven. Cuando una persona se le ha inculcado el respeto en el seno familiar, no le será difícil como esposa ser sumisa al marido, o ser respetuoso a las órdenes de su patrón, o incluso mostrar la debida reverencia en la iglesia o a la autoridad religiosa de la congregación a la que asiste.


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