Creo que esta publicación va a tener especial acogida en las familias, porque sin excepción todos tenemos que transitar por esa etapa en que se alcanza lo que en lenguaje coloquial llaman "ser mayor de edad". Se trata de una etapa de nuestras vidas que genera muchos cambios no sólo en nosotros mismos, sino dentro del propio seno familiar. He reunido algunos de esos elementos que están vinculados a los cambios al llegar a "la mayoría de edad", y, aunque intenté ser exhaustivo en la inclusión de elementos a la vez que breve en sus enunciados, no dudo que haya olvidado algunos, y que el lector tiene la libertad de ampliar este tema en los comentarios. No más preámbulos y profundicemos el tema.
En un intento "suicida" de querer unificar en un concepto lo que se entiende por la mayoría de edad, creo que muchos recordarán como a los 18 años "ya nos sentíamos mayores de edad". De manera que el referente cronológico es el primero que se asoma a la hora de encuadrar variables para este tema, por lo tanto no es casual que sea ese el tópico de la imagen introductoria.
Si de hacer un retro a nuestra vida se trata, en mi caso personal recuerdo que lo que más preocupación me causaba al llegar a los 18 años era lo relativo al Servicio Militar. En mi caso, obtuve la excepción por miopía. Muchos de mi generación no pensábamos en ser voluntarios al servicio militar, por
lo que existía la llamada recluta, que era la captación forzosa de jóvenes en lugares públicos y llevarlos al cuartel. Pero como todo en la vida, también había el contingente de jóvenes que al llegar a la "mayoría de edad" se presentaban voluntaria y gustosamente al servicio militar. En resumen, lo que específicamente quiero destacar es que el servicio militar es uno de esos cambios "inevitables" con los que los varones tropezamos a los 18 años, y, significa que los padres deben realizar trabajo de preparación mental para ese cambio, que es por cierto muy radical.
Luego, venía otro cambio no menos importante. El referido a la inscripción en el registro electoral. Se
trata de un cambio en la personalidad que está asociado a asimilar un deber ciudadano, voluntario y consciente, pero también un derecho, siendo esto último muy importante porque el derecho al sufragio es limitado en países de regímenes totalitarios. Como se ve, se trata de un cambio vinculado a asimilar un valor cívico de extraordinaria importancia, y, donde también la sabia orientación de los padres es fundamentalísima, sin que ello signifique, que el padre interfiera en la preferencia político-ideológica del hijo.
Lo último señalado nos enlaza con otro matiz de la mayoría de edad, y es el relativo a esa madurez que se presume debe tener un joven en su mayoría de edad, y que está definida por parámetros de decisiones personales de toda índole, no sólo politico sino incluso sentimental.
En el rango sentimental, los cambios asociados a la mayoría de edad no sólo tienen que ver con la independencia del joven para escoger pareja, sino también con un tema muy delicado, como es el relativo a la libertad sexual. Eso tiene que ver entre otras cosas, el "privilegio" a acceder a literatura de alta connotación erótica y sexual, que elegantemente etiquetan como "literatura censurada" y a la cual sólo accedes si eres mayor de edad,
y, que muchas páginas de internet exigen para poder abrirlas. De hecho, muchos padres aplican control sobre los contenidos de internet que permiten ver a sus hijos, procurando restringir la lectura de páginas con desnudos y actos sexuales explícitos, control que pierden "al llegar a la mayoría de edad", porque los hijos se consideran con la suficiente madurez para interpretar y asimilar esa información. La literatura porno ya no es motivo de escándalo para el joven de 18 años, y eso debe entenderlo el padre, de hecho, la literatura porno empieza a despertar "mayor interés" en los jóvenes que alcanzan la tan codiciada mayoría de edad.
Madurez sexual también va asociada a la libertad para iniciarse en las relaciones sexuales. Se inicia con el derecho al amorío con personas del sexo opuesto, que en edades previas eran muy controladas por los padres. Esos amoríos van profundizándose sentimentalmente y traspasan al terreno de las relaciones sexuales, y, en algunos casos, va a implicar la iniciación en el concubinato, motivado en muchos casos a embarazos no planificados o a "locuras de la edad" que por cierto causa muchos dolores de cabeza a muchos padres que no esperaban eso para sus hijas.
Es que muy lamentablemente, en muchos círculos de jóvenes, el tema sexual además que ya no es tabú, pasa a niveles de raciocinios donde se ve despectivamente a la virginidad y casi que con desprecio despectivo a los intentos de los padres de tratar de influir en las decisiones de índole sexual. Es que entre jóvenes, se vende la idea de madurez y liberación sexual como algo normal y como "un signo de rebelión al control de los padres y por tanto un signo de independencia", lo cual da lugar a un sin número de argumentos, pero que resumo en uno de los cambios más dramáticos (para los padrss) de acceder a la mayoría de edad.
Hablar de cambios con la mayoría de edad, implica no sólo cambios en sí mismo sino en el seno familiar. Una expresión evidente, además de la sexual, es la relativa a los vicios. Tener 18 años es para muchos el derecho a "cruzar la línea" de los vicios, y ya fumar o ingerir licor, es expresión de que ya soy independiente de papi y mami, y, además es en muchos casos un requisito de pertenencia social a grupos de jóvenes de edades similares. Embriagarse no te hace mayor de edad, como tampoco el fumar, pero es mal interpretado en muchos jóvenes que pasaron la línea de los 18. Sin exagerar esa es la edad donde nos "creemos los reyes del mundo" donde abrimos los ojos al mundo de nuestros derechos, ....¿pero, y nuestros deberes?.
Porque mayoría de edad no es sólo derechos, también implica deberes consigo mismo y con la familia. Porque el deber de estudiar y salir adelante es un deber consigo mismo, empero, el deber de ayudar a los padres que van camino inevitable a la vejez, también es parte de esa madurez de la edad. Ayudar a los padres no sólo económicamente, sino emocionalmente cuando las cosas "no andan bien", como también ayudar en oficios domésticos, como limpieza de la casa o del automóvil, hacer diligencias, pagar facturas, etc. Y no olvidemos que entre esos deberes está el de salir a trabajar para adquirir la necesaria experiencia que los capacite para empleos mejor remunerados en un futuro quizás no tan lejano.
La mayoría de edad no es tampoco un chip que conecta en tu cabeza más inteligencia o más madurez. Pero lo que sí es innegable, es que la
edad dorada de los 18 años marca cambios radicales que afectan la racionalidad de una persona, donde se entremezclan elementos de independencia personal, libertad para decidir, desprendimiento de la autoridad de los padres, apetitos sexuales desbordados, etc. No dudo que haya dejado olvidado algún otro elemento de esa etapa cronológica de la vida de un humano de tanta importancia como la edad de los 18 años, e invito al lector a enriquecer este post con comentarios pertinentes. Recordemos que la importancia de este tema, es su permanente vigencia, porque en toda familia siempre operará el milagro de jóvenes que alcanzan mayoría de edad en un ciclo indetenible, porque luego generaciones siguientes repiten el ciclo, y así sucesivamente, entonces ¡que gran importancia tiene este post!
Por último, no se interprete este post como una crítica a esos cambios drásticos que se operan en el joven y que navegan hacia la orilla de mayor libertad, algo así como un querer mantener un dominio de padres sobre hijos, eso no es lo que se pretende con todas estas ideas. El propósito concreto, es resumir la belleza y profundidad de esos cambios, para que puedan ser asumidos adecuadamente, tanto por los padres como por los hijos, y, para que eso ocurra, tiene que verse a los cambios del pase de la adolescencia a la juventud, como una interacción de "deberes y derechos" de diferente naturaleza que requieren de mútua comprensión y aceptación de padres e hijos.
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