
La recompensa del amor es el matrimonio, ... y la recompensa del matrimonio es la fidelidad conyugal. De hecho, las personas al tomar la decisión del casamiento, lo hacen bajo la presunción de que ambos honrarán al matrimonio con la fidelidad, porque de lo contrario, nadie aceptaría casarse con alguien a sabiendas que le será infiel.

De esa regla de respeto mútuo, se fundamenta el matrimonio y el concepto ético de la fidelidad conyugal. Es decir, al ceder a la tentación de la infidelidad, a quien primeramente se irrespeta es a sí mismo, y luego a la pareja. Porque hoy día, tanto hombres como mujeres ceden a las mieles de la infidelidad, bajo la excusa de que la pareja no le da la satisfacción sexual esperada, poniendo en riesgo el matrimonio y la familia, por la pasión carnal, de modo que al no valorar a la familia y a lo que ellos puedan pensar de esa conducta infiel, no cabe duda que es a sí mismo a quien primeramente perjudica el infiel: la pasión carnal no vale más que tu cónyuge e hijos, de manera que la infidelidad además de una vil traición es una inexcusable insensatez.

De manera que las personas son bendecidas en el altar del matrimonio, con la promesa de la fidelidad, pero, resulta que la fidelidad es más que un dogma, porque ¡es un estilo de vida!, y como tal es INCONDICIONAL E INMUTABLE, es decir, no cede a ningún chantaje, ni concibe la idea de la separación por ninguna razón que pudiera aparentar como válida para tomar esa acción tan desleal a la familia. Si la familia se origina y fundamenta en el matrimonio, todo lo que atente contra esa unión, atenta contra la familia, de manera, que por amor primeramente a la familia, y luego a uno mismo, hay que procurar solventar todas las causas que te están tentando a la disolución del matrimonio, muy especialmente la infidelidad, que representa una traición al amor de pareja. La muestra más evidente y despreciable de inmadurez personal, es ceder a la infidelidad, por todo lo que se expone a perder el infiel, y porque aún cuando nunca de descubra la infidelidad, sucede que esa pareja que comparte lo mejor de su vida contigo, no se merece esa bajeza.


Se entiende entonces que la fidelidad como norma y práctica de vida cotidiana, se fundamenta en un dogma,


El principal enemigo de la fidelidad conyugal es la idea moderna de "la muerte del amor", es decir, la gente ya dejó de valorar al amor conyugal como un activo inmutable, y han aceptado el hecho, de que si las cosas no funcionan se debe tomar la salida más fácil y más corta que es el divorcio, y ese no es el fundamento del amor, el cual como sentimiento humano es el que nos semeja más a Dios, porque el amor humano nace del amor de Dios, y el amor de Dios es ETERNO: así debería de ser la naturaleza de amor de pareja para formar una familia..
Entiéndase que la fidelidad se origina de un hecho cognitivo, que es el dogma ético-cristiano que se nos inculca para formar una familia estable, pero se fundamenta en un hecho empírico, es decir, en la diaria experiencia de compartir con nuestra pareja de las mieles del amor y de la tolerancia a errores y problemas: por eso la fidelidad es dogma (primeramente) y modelo de vida (consecuentemente).

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